Identidad y exilio en el poemario Estado de exilio de Cristina Peri Rossi

Uno de los acontecimientos más importantes de las últimas décadas ha sido, sin duda, la vasta migración humana, en el sentido más amplio de la palabra, que se ha producido en nuestro planeta.

Así lo reconoce Edward Said [1] , que alude a las diferentes causas que han dado lugar a estos movimientos masivos de personas: la guerra, las hambrunas, las revoluciones políticas y económicas, el colonialismo y la descolonización, o las grandes maquinaciones del poder.

Cristina Peri Rossi, por su trayectoria vital, se inscribe plenamente en el grupo de los que Edward Said llama «exiliados» o refugiados, es decir, aquéllos que se vieron obligados a salir de su país de origen por ser objeto de una persecución política. Said los distingue de un segundo gran grupo o «expatriados», que son aquéllos que deciden voluntariamente y por diferentes causas posibles, vivir en el extranjero. Uno de los casos más conocidos de este segundo grupo es el escritor argentino Julio Cortázar.

A pesar de que Said recoge en su libro los evidentes efectos negativos de una experiencia de exilio, tales como el sentimiento de pérdida, de alienación o de no-pertenencia al quebrarse el inefable lazo que une a un ser humano con su lugar de nacimiento, también se esfuerza en destacar en contrapunto una interesante consecuencia positiva para los exiliados, como es la multiplicación de perspectivas, la pluralidad creativa, que permite que el exiliado pueda desarrollar una visión más distanciada y rica tanto antes su país natal como ante el país o países de adopción.

Esta creatividad del exilio no excluye la nostalgia, sino que mantiene una tensión dialéctica fructífera e irresoluble con ella, como sostiene Sophia McClennen [2] . En muchos casos, esa creatividad del exilio viene precedida de una cierta liberación al lograr escapar de un país en el que atenaza la censura o se arriesga la vida al escribir o vivir libremente.

Tal es el caso de Cristina Peri Rossi, que consiguió transformar su dolor y su sentimiento de no-pertenencia en un motor que continuó impulsando su escritura, hasta que la escritura se convirtió en su verdadera patria.

En este artículo, analizaremos la plasmación literaria de la experiencia del exilio y las repercusiones en la identidad de la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi en su poemario Estado de exilio.

Literatura del exilio y escrituras migrantes

Las personas que se ven desplazadas de su país de origen por una u otra razón a menudo encuentran una vía de expresión privilegiada de sus preocupaciones identitarias y vitales en la escritura.

El florecimiento, la riqueza y la diversidad de este tipo de literatura serían excelentes ejemplos de la creatividad que puede surgir de una situación sumamente dolorosa en su raíz como es el exilio o la emigración.

Sin embargo, no se deben confundir los conceptos de «exilio» y «migración», ni tampoco las literaturas surgidas en cada uno de estos dos contextos, por mucho que en ambos se den características básicas comunes.

En la literatura del exilio, se presupone un arraigo previo e identitariamente significativo que queda destruido cuando el sujeto ha de abandonar su tierra. La literatura del exilio vehicula una constante nostalgia que tiene su contrapartida evidente en un eterno deseo frustrado de volver.

Esta “idea nostálgica del retorno” [3] , y la consiguiente identidad dislocada, difieren de la identidad múltiple, en constante movimiento, híbrida, que caracteriza las escrituras migrantes. Ya el mero plural de su denominación mayormente aceptada, y más acertada en nuestra opinión, implica una pluralidad implícita en el sujeto. Además, ningún prefijo viene a determinar la dirección del movimiento migratorio. Atrás quedan los «ex» o los «in» cuando lo que cuenta es el movimiento en sí, esa migración exterior o interior, que quiere simplemente poner un énfasis en el traspaso de fronteras. En las escrituras migrantes éstas quedan, de este modo, desdibujadas y pierden en gran medida su razón de ser.

El doble exilio de Cristina Peri Rossi

El exilio político de Peri Rossi comenzó en 1972, cuando tuvo que exiliarse de Montevideo (Uruguay) apenas medio año antes de que estallara el golpe militar el 26 de junio de 1973, tras haber sido miembro de la coalición de partidos de izquierda llamada Frente Amplio.

Nacida en 1941, escritora, profesora de literatura comparada, traductora, ensayista de prensa y conferenciante, Peri Rossi sufrió un doble exilio: el primero en Barcelona desde 1972, el segundo en 1974 cuando hubo de exiliarse en París huyendo de la dictadura franquista.

Al poco tiempo regresó a Barcelona y se nacionalizó española en 1975, aunque aún conserva la nacionalidad uruguaya. A pesar de que tras el fin de la dictadura pudo viajar a su país en 1985, decidió establecer su residencia definitiva en España, donde vive actualmente.

En el prólogo de Estados de exilio, ella misma explica que se quedó en España porque no quiso “repetir la experiencia de añoranza, no quería sentir una nostalgia diferente” [4] . Quizá, el regreso a Uruguay hubiera significado, en cierto modo y aunque pueda parecer paradójico, un tercer exilio que añadir a los dos anteriores.

Una escritura polifónica de mujer

El poemario Estado de exilio, ganador del XVIII Premio Internacional Unicaja de Poesía Rafael Alberti en 2003, está compuesto por poemas inéditos escritos en su mayoría en 1973, excepto alguno fechado explícitamente en 1974 y 1975.

Todos ellos abordan la temática del exilio, aunque muy pocos lo hacen en primera persona o desde una perspectiva intimista. Por el contrario, Peri Rossi adopta una tercera persona del plural que quiere colectivizar las vivencias de los exiliados desde una polifonía consciente.

Resulta pertinente recordar que, una vez superadas las etapas de la escritura de mujeres descritas por Elaine Showalter [5] como «literatura femenina» – restringida a los temas y formas consideradas «femeninas» -, y «literatura feminista», - o literatura combativa contra el canon masculino impuesto -, llegamos a la etapa de la escritura «de mujer», en la que las escritoras ya no tienen que tomar posición con respecto a la literatura de los hombres, sino que pueden consagrar sus esfuerzos a la búsqueda de una voz propia, de una expresión literaria personal y libre.

A la última etapa, «literatura de mujer», podríamos añadirle el aspecto que propone Alicia Redondo [6] , el de «polifónica» a la manera bajtiniana, que sería la escritura que asume varios puntos de vista y otras perspectivas de las diferencias sociales importantes, como son las de clase, raza, religiones, lenguas y culturas diferentes.

Desde este punto de vista, Peri Rossi se inscribe en esta categoría de escritura «polifónica de mujer» porque, sin dejar de reflejar su condición de mujer y su visión personal, sus poemas se alejan del intimismo autobiográfico e intentan reflejar un punto de vista más amplio, el de los exiliados.

Como ella misma explica en el prólogo, intentaba evitar “la autocomplacencia narcisista”. Y añade después: “No me interesaba tanto expresar mis sentimientos, mis emociones, sino el fenómeno en sí; miraba el dolor ajeno para dejar de mirar el propio.” [7]

En efecto, a lo largo del poemario encontramos numerosos verbos en tercera persona del plural, cuyo sujeto implícito sería « los exiliados»: Bautizan todas las cosas /con los nombres que recuerdan […]” (p.50), Extrañan/ el ritmo de las ciudades […] y se asustan/ cuando descubren que olvidaron/ el nombre de una calle. Se exilian de todas las ciudades/ de todos los países/ y aman las imágenes de los barcos” (p.51), Sueñan con volver a un país que ya no existe/ y que no reconocerían más que en los mapas/ de la memoria […]” (p.52).

Otras veces, la escritora recurre a la primera persona del plural, incluyéndose en el grupo de los exiliados, o cuenta la historia de algún exiliado en unos pocos versos, utilizando para ello la tercera persona del singular, aunque sin ponerles nunca un nombre.

Esta manera plural de abordar la identidad del exilio favorece una universalización de estos sentimientos, que desbordan así con mucho los límites de lo individual.

Estado de exilio: del dolor al amor

El exilio se refleja no solamente en el contenido, explícito en este poemario desde su mismo título, sino también en la estructura y en el lenguaje mismo.

La estructura del poemario, aunque pueda parecer algo errática a primera vista, responde a la evolución de la propia autora: desde el «dolor» del exilio pasa a la «castración» de la pérdida, luego a la «integración» en la nueva vida y, por último, dedica dos poemas esperanzadores al «amor», como elemento determinante para aceptar plenamente y poder disfrutar de la nueva vida.

Peri Rossi hace explícita esta evolución en el prólogo, y se refiere a ella como el periplo de su exilio: “dolor-castración-integración-amor” [8] .

Dolor del exilio, porque “partir/ es siempre partirse en dos” (p.59). El primer poema que aparece, brevísimo, parte de ese rasgo fundador de le identidad del exiliado: “Tengo un dolor aquí, / del lado de la patria” (p.17).

Del mismo título del poemario se desprende que el exilio no es una circunstancia pasajera, sino que es mucho más: un estado, algo perenne, incluso una nación, un país en el que se vive, si contemplamos el juego de palabras escondido en Estado de exilio.

En varios poemas de este volumen podemos observar distintos intentos de descripción del exilio. Ya en el prólogo, comienza diciendo: “Si el exilio no fuera una terrible experiencia humana, sería un género literario. O ambas cosas a la vez.” [9]

Esta descripción inicial marca el doble fundamento que tiene para Peri Rossi el exilio: el dolor personal por un lado y, por otro, la oportunidad de desarrollar una creatividad literaria específica. De este modo, parece dar la razón a Said sobre la doble adscripción del exilio. Más aún, Peri Rossi identifica el acto de escritura durante el exilio con una terapia contra el desgarramiento y el dolor.

En el poema XXIII, alude a un periodista que una vez le preguntó qué era el exilio para ella y, en realidad, todo el poemario es un intento de respuesta a esa pregunta.

En ese primer poema encontramos que el exilio es “comer moral”, puesto que los que han sobrevivido a tremendos abusos y vejaciones deben sufrir hambre y miseria en el exilio, pero siguen diciéndose “la moral está alta, compañero” (p.40).

Poco después aparecen dos poemas cortos, “Cabina telefónica 1975” y “Barcelona 1976”, en los que la experiencia de los dos exilios de Peri Rossi, en París y Barcelona respectivamente, podría definirse en dos palabras que, sin embargo, no aparecen de forma explícita en ellos: miseria y frustración.

Por otro lado, para Peri Rossi, como indica ya desde el título del poemario, la experiencia del exilio no sólo tiene que ver con un traslado exterior, sino que, además, puede representar un estado interior de alejamiento de la persona amada, cuando ésta se convierte en un o una «ex» por el «naufragio» de la relación amorosa o por la distancia impuesta. En varios poemas aparecen referencias al exilio como separación forzosa del ser amado, por ejemplo en el poema XII: “A tantos quilómetros de distancia/ nadie puede permanecer fiel” (p.28).

Por el contrario, cuando se consigue superar el dolor se puede llegar a una cierta integración en el país de acogida. Porque Cristina Peri Rossi considera el amor como un modo privilegiado de integración, retomando así la idea romántica de la redención por amor, como ella misma señala en el prólogo del poemario.

De ahí los dos últimos poemas esperanzadores de Estado de exilio, titulados “Cercanías” y “Barnanit”, así como las Correspondencia(s) con Ana María Moix, publicadas en el mismo volumen que los poemas, y que tratan el tema del exilio con mayor ironía y espíritu lúdico.

La identidad dislocada

Como señala Cristina Peri Rossi en el prólogo de su poemario, “el exilio cuestiona, en primer lugar, la identidad, ya que desvincula de los orígenes” [10] , de la nación, de la familia, de una geografía.

La no-pertenencia, el desgarro de la separación y la doble representación, real y onírica, tanto del lugar de origen como del de acogida, provocan que también la identidad quede dislocada.

Y, dado que un elemento fundamental de la identidad de la escritora es la lengua, ésta queda dislocada también como muestra el poema central del poemario, que a su vez es su homónimo. En efecto, en el poema “Estado de exilio” no hay mayúsculas, ni signos de puntuación, ni frases coherentes. Incluso la tipografía del poema muestra frases dislocadas y palabras sueltas separadas por espacios asimétricos.

Ser una exiliada es, por tanto, vivir en un estado de extrañeza, de cambio, de movimiento, con dificultad, pero que permite a la autora mirar de manera diferente. En el centro de gravedad de este poema dislocado encontramos una palabra clave que sirve a un tiempo de equilibrio y de filtro para ver y expresar todo lo que se mueve a su alrededor: “palabras”, es decir, la lengua.

El poder de la lengua, a través de la literatura, también es evocado en uno de los poemas. Peri Rossi argumenta que, aunque ninguna palabra haya podido nunca “detener la mano/ la máquina/ del torturador”, cuando “sirve para aliviar el dolor de un torturado, la palabra escrita tiene sentido” (p.30). Y es que, como dijo Ovidio, a los exiliados se los destierra precisamente por escribir, pero no por ello se logra silenciarlos, antes al contrario, el destierro hace que sean aún más conscientes de la importancia de seguir expresándose y de defender su visión del mundo.

Por otra parte, la lengua aparece en dos vertientes en Estado de exilio: la lengua materna, o lengua de origen, y la lengua adoptiva o, al menos, la lengua del lugar de adopción. Y es que existe un exilio lingüístico que viene a añadirse al exilio geográfico.

El poema “Elogio de la lengua” aborda el tema de la lengua materna como pertenencia, como identidad fundadora, como auténtica madre. El español uruguayo que le reconocen en un bingo, la lengua que la define y que la devuelve al calor del vientre materno.

Y en el último poema, quizá el más esperanzador a causa de la posibilidad de integración plena gracias al amor, la autora alude a la posibilidad de aprender por amor “esta lengua nueva/ esta lengua arcaica/ donde otoño es femenino – la tardor - /y el viento helado/ tramonta la montaña” (p.75).

Peri Rossi alude en el prólogo del poemario a su mayor terror cuando se exilió, a la pérdida de la capacidad de escribir, es decir, el perder irrecuperablemente un aspecto de su identidad que ella considera esencial. Por eso ella habla de miedo a la “castración”, de que su “identidad de escritora sufriera una fractura tan abisal que [l]e indujera al silencio” [11] .

Afortunadamente, ocurrió todo lo contrario, el exilio le pidió palabras y escritura, la literatura le sirvió de terapia. Y es que, como dice Amalia Ortiz de Zarate [12] , Cristina Peri Rossi vive la palabra como refugio. Y, añadiría yo, hace de su identidad de escritora una nueva patria, un terreno seguro porque va con ella a dondequiera que vaya, y además es un terreno fructífero para que la identidad dislocada de la exiliada dé lugar a una obra literaria.

En palabras de la autora misma, “el exilio nos proporciona […] una segunda oportunidad: la de empezar a vivir en otra parte, cuando ya sabemos las dos cosas más importantes de la vida: leer y escribir” [13] .

Geografías del exilio

Estado de exilio es el reflejo poético del periplo realizado por Cristina Peri Rossi a causa de su exilio, de ahí que el campo semántico del viaje, a través del tránsito, del vuelo o del mar/la mar, constituya de modo natural una auténtica isotopía a lo largo de toda la obra, y un modo de recorrer las distintas geografías que marcan la identidad de la autora.

En esta evolución, Peri Rossi parte de Montevideo, Uruguay, que aparece desde el primer poema con la ya mencionada alusión al dolor de la patria perdida. En los primeros poemas, la ciudad de Montevideo es un “aquí” del que la poeta es desterrada para ir a un lugar que se imagina aún menos halagüeño: “Soñé que me llevaban de aquí/a un lugar peor todavía” (p.20).

Poco después, la patria de origen se convierte en un “allí”, se aleja del espíritu de la autora a medida que va cambiando la geografía que la rodea, y el verbo que se asocia más a menudo al origen perdido es “volver”, aunque sea con una nostalgia no exenta de cierta reserva. “Soñé que volvía/pero una vez allí/ tenía miedo/ y quería irme/ a cualquier otro lado” (p.22).

Las geografías que aparecen y configuran la nueva identidad de la autora en el exilio, están marcadas por la ausencia de voluntad en el momento de partir. Dado que no se trata de un viaje deseado, sino de una huída, la geografía del exilio es “insensata”, es “el acaso del vuelo” de un “pájaro acosado”. Como dice la autora en el poema IX, ,cite>“De país a país/ el exilio/ es un río / ciego” (p.25). Y, perdida en este movimiento no deseado, en esta no-pertenencia a los lugares en los que está, ella misma se encuentra “Exactamente/ cansada/ harta/ agotada/ irritada/ triste/ de todos los lugares de este mundo” (p.26).

El retorno del exiliado se convierte cada vez más en algo irreal, en una ensoñación “Sueñan con volver a un país que ya no existe […] pero vuelven cada noche/ en las naves blancas de los sueños” (p.52), al tiempo que se va aceptando la pérdida – “El exilio y sus innumerables pérdidas/ me hicieron dadivosa” (p.56)-, aunque el precio sea una particular relación con la geografía y con el viaje, incluso en forma de trauma, como expresan los expresivos versos del poema titulado “El viaje” “Desde entonces/ tengo el trauma del viajero/ si me quedo en la ciudad me angustio/ si me voy/ tengo miedo de no poder volver” (p.59).

Hacia el final del poemario, la geografía de Barcelona se va perfilando a través de los pequeños detalles que la autora enumera para ir domesticando el espacio que la rodea, para poder ir apropiándoselo poco a poco y, de este modo, lograr una integración progresiva en esta nueva ciudad. En sus poemas expresivamente titulados “Geografía I” y “Geografía II”, la autora dice que estos pequeños objetos cotidianos – un billete de metro, un recibo del banco – constituyen su mapa, su nueva geografía, su guía en el viaje “a lo Desconocido/ a la Nueva Ciudad” (p.62).

La última evocación explícita de Montevideo aparece en uno de los últimos poemas, titulado con el nombre de la ciudad, en el que se repite insistentemente “nací en una ciudad triste”. Montevideo aparece así en este poema como la ciudad de origen, que se amó desesperadamente pero que ya se ha convertido en “un sueño inacabado/ que se repite siempre” (p.67).

El deseo nostálgico de regreso termina en un poema titulado “Gotan”, un magnífico diálogo catártico entre la poeta y algunos fragmentos de tangos muy conocidos que aparecen en cursiva. En este diálogo la autora niega con furia el retorno (“No hay volver, No hay retorno, No quiero volver con las sienes marchitas”), y expresa que, tras renunciar a la ensoñación del regreso a la patria perdida, en el exilio solo hay soledad y un deseo: “Quiero otra luz, otro mar/ otras voces, otras miradas/ romper este pacto de nostalgia/ que nos ata, como una condena de una maldición” (p.72).

La expresión de ese deseo anuncia ya los dos poemas del final en los que, una vez abandonada la esclavitud del deseo de regreso idealizado, cabe la esperanza de construir una nueva vida en esta nueva geografía de acogida y la posibilidad de integración gracias al amor: “Las ciudades sólo se conocen por amor/ y las lenguas son todas amadas” (p.76).

A modo de conclusión

En el poemario Estado de exilio de Cristina Peri Rossi, la identidad de los exiliados aparece de modo omnipresente.

Desde el desgarramiento íntimo e individual de la poeta hasta la escritura polifónica que da voz a toda una categoría de exiliados, universalizando la nostalgia y la desterritorialización, la autora intenta definir el exilio desde distintos puntos de vista.

En el esperanzador periplo “dolor-castraci ón-integración-amor” que estructura este poemario en claro paralelismo con la evolución de la autora, los poemas exploran una identidad dislocada pero profundamente creativa, que encuentra en la escritura un terreno fructífero para superar la no-pertenencia del exilio, y en el amor, un camino para lograr la plena integración en la nueva geografía de acogida.

Notes

[1] SAID, Edward, Reflexiones sobre el exilio. Ensayos literarios y culturales, Barcelona, debate, 2005, p.17. [Harvard University Press, 2001] Regresar

[2] MCCLENNEN, Sophia A., The Dialectics of Exile: Nation, Time, Language, and Space in Hispanic Literatures, West Lafayette, Purdue University Press, 2004, p. 2. Regresar

[3] Mertz-Baumgartner, Birgit, “Introducción. Experiencias de exilio y procesos de transculturación. ¿Dos percepciones de una misma realidad?”, en Mertz-Baumgartner, B., Aves de paso. Autores latinoamericanos entre exilio y transculturación (1970-2002), Madrid-Frankfurt am Main, Iberoamericana-Vervuert, 2005, p.15. Regresar

[4] PERI ROSSI, Cristina, Estado de exilio, Madrid, Visor Libros, 2003, p.10. Regresar

[5] Showalter, Elaine, “Toward a Feminist Poetics” en Women, Literature, Theory, New York, Pantheon Books, 1985, pp.125-143. Regresar

[6] redondo goicoechea, Alicia, “Teoría y crítica feministas”, en Segura Graíño, Cristina, Feminismo y misoginia en la literatura española, Madrid, Narcea, 2001, p. 19-46. Regresar

[7] PERI ROSSI, Op.cit., pp. 8-9. Regresar

[8] PERI ROSSI, Ibíd., p. 10. Regresar

[9] PERI ROSSI, Ibíd., p. 7. Regresar

[10] PERI ROSSI, Ibíd., p.7. Regresar

[11] PERI ROSSI, Ibid., p. 8. Regresar

[12] ORTIZ DE ZARATE FERNáNDEZ, Amalia, “Diálogo con el exilio en Cristina Peri Rossi” en Revista Internacional de Culturas y Literaturas, num.1, marzo 2005, consultable en línea http://www.escritorasyescrituras.com/revista.php/1/5 Regresar

[13] PERI ROSSI, Op.cit., p.8. Regresar

Bibliografía

GUILLÉN, Claudio, El sol de los desterrados: literatura y exilio, Barcelona, Quaderns Crema, 1995.

MCCLENNEN, Sophia A., The Dialectics of Exile: Nation, Time, Language, and Space in Hispanic Literatures, West Lafayette, Purdue University Press, 2004.

Mertz-Baumgartner, Birgit, ,em>Aves de paso. Autores latinoamericanos entre exilio y transculturación (1970-2002), Madrid-Frankfurt am Main, Iberoamericana-Vervuert, 2005.

ORTIZ DE ZARATE FERNáNDEZ, Amalia, “Diálogo con el exilio en Cristina Peri Rossi” en Revista Internacional de Culturas y Literaturas, num.1, marzo 2005, consultable en línea http://www.escritorasyescrituras.com/revista.php/1/5

SAID, Edward, Reflexiones sobre el exilio. Ensayos literarios y culturales, Barcelona, debate, 2005. [Harvard University Press, 2001]

STEINER, George, Extra-territorial. Papers on Literature and the Language Revolution, Londres, Faber and Faber, 1972.